lunes, 23 de octubre de 2006

La Pastilla Mágica


¡Pasen nuevamente, niños y niñas, que la función va a comenzar! Hoy tenemos una sorpresa para todos ustedes. Se trata nada menos que de un obsequio, una muestra gratis de algo que podría cambiar sus vidas. ¡Para todos y cada uno: La Pastilla Mágica!

Sábado a la noche me dirigí a la disco. Había recibido la invitación de parte de una amiga y pensé en pasar una noche agradable, lo cual no fue exactamente lo que sucedió.
El lugar era relativamente normal a excepción de ciertos detalles.
Había demasiadas personas con el mismo atuendo, un polo negro con un emblema verdoso. "Cuántos agentes de seguridad", pensé.
Además noté que algo faltaba en el ambiente discotequero: no había humo de cigarro.
Me encontré con mi amiga y me presentó a unos amigos suyos. Hasta ese momento, todo tranquilo. De pronto, a medianoche, la música se detuvo y un tipo que usaba aquel polo negro empezó a hablar con un micrófono inalámbrico. Tenía acento colombiano, y un entusiasmo bastante hipócrita. Su discurso, en resumidas cuentas, nos daba a entender que toda actividad distinta al trabajo común y corriente era innecesaria e improductiva. Hasta cierto punto traté de entender su visión de la vida, pero conforme él continuaba su monólogo, mi cólera iba en aumento.
Resulta que nuestro amigo colombiano pertenecía a una empresa de venta de productos naturistas, al igual que todos los que llevaban el dichoso emblema verde. La celebración no era más que una estrategia para que nosotros, los "invitados", escucháramos los maravillosos testimonios que los miembros de la empresa pregonaban. La idea de vender esta clase de productos puede ser rentable, no lo niego, pero su filosofía es más bien deplorable. Vivir pensando que no existe nada más allá del dinero en la vida me parece poco más que ridículo. Hablaba de un trabajo independiente, pero la realidad es que ellos también dependen de otras personas, y los que están más arriba en esta pirámide ganan dinero con lo que venden los de más abajo. ¿Dónde está la diferencia? ¿En no tener que usar uniforme y no marcar tarjeta? Por favor.
Los miembros de esta empresa han sido concientizados para dejar de lado sus estudios y trabajo actual en favor de unos días de ingreso constante. La pregunta aquí es: ¿qué harán con ese dinero, además de viajar y comprarse más pastillas?
Mientras que ellos siguen contratando a más y más personas y saturan lentamente su mercado, ¿sabrán qué hacer después? ¿O acaso creen que pueden vivir de eso para siempre?
Quisiera preguntarle al colombiano, si el día que tenga un hijo lo mandará al colegio o simplemente le enseñará a vender pastillas.
Al avanzar la fiesta, le conté a mi amiga que ya me parecía raro que nadie fumara. "Vida sana", me contestó. Vida sana. Tan sana que todos consumían tanto o más alcohol que yo. Mi amiga se excusó diciendo que aún en esa vida, uno podía divertirse. Me interesaría saber si alguno de ellos ha leído las contraindicaciones de sus pastillitas antes de tomar.
La cólera se me pasó ante el transcurso de la noche, mientras ellos seguían sumiéndose en su falsa alegría bioquímica. Sólo deseo que sean capaces de estar preparados, pues en las ventas siempre hay competencia, y el público no compra lo más adecuado, si no lo más barato, y el día que aparezca un producto más económico, la magia se acabará.

Se le solicita a las personas que no deseen consumir la pastilla, la devuelvan en boletería para la gente que viene a la próxima función. No las tiren al suelo porque pueden estallar. ¡Muchas gracias y vuelvan pronto!