sábado, 15 de setiembre de 2007

¿Qué hay en la canasta?


Mi gusto por las películas de horror y similares se vió afectado desde hace años por la presencia del internet. Muchos de los trabajos independientes que sólo había podido ver en revistas o escuchado por ahí ahora están a unos clics de distancia. Entre estos filmes, la gran mayoría de presupuesto risible, existen pequeñas joyas consideradas como "de culto" por los fans. Actualmente, en una realidad donde todas las películas son remakes, adaptaciones de libros o reflejos de nuestra decadencia, es gracioso volver unos años atrás y encontrar ideas un tanto retorcidas pero originales, sin efectos de computadora y sin mayor afán de seriedad.

Encontré entre éstas una historia de lo más absurda, pero al mismo tiempo entretendia. Se trata de Basket Case, una trilogía iniciada en 1982 por el director Frank Henenlotter, acerca de Duane Bradley y su hermano Belial. Ambos son muy unidos, al punto que al nacer compartían el mismo cuerpo. Mientras que Duane se ve como una persona "normal", Belial más bien parece un tumor con rostro y brazos, unido al costado derecho de Duane y dotado de un poder mental que le permite hablar con el sin pronunciar palabra. A los 12 años son separados contra su voluntad y Belial es dado por muerto. Duane lo encuentra nada menos que en un tacho de basura y ambos deciden vengarse de quienes los separaron. El primer capítulo es más bien trágico (honestamente dudo que fuera planeado como una trilogía) y Kevin Van Hentenryck aparece muy convincente como un Duane atormentado por la carga que debe llevar (literalmente, siempre lleva a su hermano en una canasta, de ahí el título). Belial por su parte está hecho de dunlopillo y tomado de un molde de la cara de Kevin. Las pocas veces que se le ve desplazándose a algún lado, se hace uso del stop-motion con menos cuadros que haya visto, pero bueno, era la única forma de filmarlo.
Las dos películas siguientes, filmadas 8 años después, no son más que una gran excusa para presentar a toda una familia de seres tanto o más grotescos que el propio Belial, cuidados por la Abuelita Ruth, una doctora que da atención psicológica a los hermanos Bradley mientras éstos buscan una razón para vivir.
Si bien hay asesinatos, las secuelas están hechas en un tono humorístico bastante oscuro. Nuevos maquillajes, un Belial más "orgánico" y una historia que cada vez se jala más de los cabellos.

¿Argumento? Para qué. ¿Mensaje? Ninguno. Sólo véase sin mayores expectativas y con la mente muy, MUY abierta. Con suerte se reirán tanto como yo.

domingo, 2 de setiembre de 2007

Desanime

Todos aquellos que me conocen saben de mi gusto por las series y películas de animación, particularmente las que provienen de la tierra del sol naciente, los eternos maestros del arte gráfico. Una consecuencia casi instantánea es que uno le tome estima a la música que forma parte de estos trabajos, los conocidos "openings", "endings" y la música de fondo. Con el tiempo uno llega a darse con que los grupos que interpretan estas canciones son bastante conocidos en su país y adicionalmente que hay agrupaciones de fanáticos en el nuestro que son tanto o más acérrimos que uno.
Pues bien, si algún evento congrega con facilidad a toda esta estirpe de hinchas, las fiestas anime son sin duda las más concurridas. Incluyendo concursos de karaoke y cosplay (léase disfraces), la fiesta promete llenar la noche con las canciones marca de fábrica de nuestras series favoritas. Además uno podría ver a personas vestidas con trajes bastante pintorescos e incluso uno mismo tendría excusa de usar algo distinto y conocer a gente nueva. Ocasión excelente para una noche interesante. O al menos así solía ser.
Desde el año pasado, las fiestas han evolucionado en un evento más bien extraño. En realidad la expresión correcta sería "de-evolucionado". Si bien antes se desarrollaba en su mayoría como cualquier fiesta, donde uno disfrutaba la música con la gente bailando, tomándose algo, y uno podía engancharse en un grupo cualquiera sin mayores problemas, las cosas han cambiado radicalmente.
Para empezar es cierto que me he desconectado del anime. Producto de esto es que ahora no reconozco ni el 40% de las canciones que ponen. Por ahí alguien me dijo que es señal de que me estoy haciendo viejo. Tal vez, pero también es verdad que sé disfrutar la música en general, así que conocer o no las canciones no es precisamente un problema grave.
El verdadero problema es el siguiente: el 90% de los asistentes a estas reuniones forman parte de alguna comunidad de internet, foro o club de fans. Es decir, quien va a la fiesta, no va a hacer amigos, si no que va porque hay un grupo de amigos de por medio. Esto provoca que los clubes, comunidades, y foros, se cierren entre ellos y uno ya no ve una fiesta general. Por el contrario, lo que se ve son varias micro-fiestas con gente cerrada en círculo, lo cual limita demasiado la armonía de la celebración. En pocas palabras, si no vas con tu manchita, fuiste. Todo un reto para los gileros que quieran levantarse a una japonesita. (Dato curioso: más de las 3/4 partes de los asistentes no tienen absolutamente nada de oriental). Cuando mucho se ganarán con las microfaldas de las mal llamadas "gothic lolitas".
Por otro lado, olvídense de bailar. Estos círculos sólo se la pasan abrazados saltando al son de las canciones que reconocen, o lo que es más curioso, poguean entre ellos canciones pop como si se tratara de un concierto de Slipknot. Las chicas, que usualmente son las únicas que realmente quieren bailar, lo hacen pero entre ellas. Para colmo de males, no faltan algunos graciosos que deciden hacer "trencito" dando vueltas por toda la pista de baile, atropellando a quienes no estén atentos e inhibiendo a las pocas parejas que están bailando.
La verdad los tonos anime a mi parecer se han degradado de alternativa a las discos pachangueras, a una especie de versión adulta de fiesta de 6to grado de primaria. No sé exactamente a qué se debió este cambio, pero creo que hasta que alguien me dé testimonio de un giro positivo, me abstendré por un buen tiempo de aparecerme en alguna.