sábado, 21 de julio de 2007

Escape Del Vórtice

Después de trabajar los últimos 4 años de manera independiente, no creí que tener un trabajo a tiempo completo como profesor de colegio fuera a quitarme las pocas horas libres que me deja el día. Producto de todo esto, mi blog había quedado completamente paralizado. Uno llega a casa tan cansado que en lo último que uno piensa es en ordenar ideas y escribirlas. ¡Qué vaina!
Por fortuna las deidades lovecraftianas escucharon mis ruegos y ayer nos dieron 15 días de vacaciones. Prefiero utilizarlos para escribir nuevamente porque al paso que voy, quizás no vuelva a hacerlo hasta Diciembre.
Aprovecho como punto de partida, el meme que mi estimado Fabber me sugiriera en su blog. Ocho cosas que no saben del Dr. West. Pero ojo, sólo ocho.

1. Soy adoptado. A mucha gente le choca o cree que estoy bromeando cuando cuento esto, pero es la pura verdad. Mi madre biológica fue engañada para dar a luz en un hospital y una tipa se encargó de hacer el contacto para que me trasladaran a manos de otras personas. Técnicamente hablando, me reviendieron como producto chino. Por fortuna mi familia es lo máximo y hace unos años logré contactar a mi madre biológica y a veces la veo.

2. Al parecer tengo 3 fechas diferentes de cumpleaños. Según mi DNI nací a día 7 de Diciembre, pero eso fue a consecuencia de una negligencia de mis padres al momento de registrarme. Según ellos, la verdad es que nací a día 6 y dijeron que fue 7 para no pagar una multa (?). Ahora, según mi madre biológica no nací ni a 6, si no a 5. Díganme ahora que no se puede retroceder en el tiempo.

3. Mi eterno sueño frustrado de niño fue ser astronauta. Siempre me llamó la atención el espacio exterior y mis padres apoyaban mis ilusiones consiguiéndome enciclopedias y toda clase de información sobre el universo. Recuerdo cuando me sentaba con mi viejito a ver al maestro Carl Sagan y su serie documental Cosmos. La realidad nacional de Alan García en los 80s me hizo perder mis sueños, pero el espíritu sigue ahí. Si Homero Simpson pudo yo también podré algún día.

4. El primer concierto al que fui en mi vida fue al de Vanilla Ice, uno de los pocos cantantes comerciales gringos que vino a nuesto país cuando estaba de moda. Por ese entonces yo me juraba ducho en el rap y aunque sé que sus letras eran vergonzosas, me gustaban las canciones. Cuando me enteré de que Rob Van Winkle venía para acá, junté mis propinas y me fui con un par de amigos al concierto. Fue la primera vez que hice cola desde las 8am para ver a alguien, y curiosamente fue la última.

5. Le tengo pánico a los monstruos marinos. Estoy relacionado con el mundo del horror desde los 7 años y conozco muchos tipos de seres extraños, extraterrestres, extraplanares y extracurriculares. Con el paso de los años me di cuenta de que si algún tipo de monstruo me causa miedo, son sin duda los que vienen de las profundidades del océano. Creo que por eso mi fascinación con los trabajos de Lovecraft. Entenderán que para mí, ver Tiburón fue todo un reto. Ni me enseñen documentales submarinos o cosas parecidas. Nunca llego al final.

6. No sé lo que es un campamento. Gracias a la rigidez de mis padres y a una extraña falta de suerte, atribuída a la burocracia cósmica, hasta hace un par de años, no sabía lo que era viajar (viajar con la familia cuando niño no cuenta) ni tampoco lo que es ir de campamento. Por un lado, por fin logré irme de viaje el año pasado a Huaraz (algo es algo). Sin embargo, a mis 28 años aún no tengo la más remota idea de lo que significa ir de campamento. Otra entrada más para mi wishlist.

7. Durante mi adolescencia pasé por una etapa bastante depresiva. Me odiaba a mí mismo de una manera tan extrema que aprendí a cobrar fuerzas de mi propio odio. Si bien el tratamiento psicológico que llevé durante ese tiempo me ayudó a solucionar problemas familiares, no pudo arreglar el hecho de que yo me detestaba. Las consecuencias de este odio fueron desvaneciéndose poco a poco conforme mi vida iba cambiando. Finalmente, el conocer a mi primera novia me hizo reflexionar y logré contorlarme.

8. Pasé varios años recurseándome como discjockey. Durante los 90s era para mí bastante divertido buscar canciones antes de que salieran en la radio y darme cuenta que luego de 3 o 4 meses de haberla tenido, recién las pusieran. El trabajo de DJ me dio varias satisfacciones, desde conocer a ciertas chicas, hasta haber presenciado un strip-tease de alta calidad, y encima me pagaban por ello. Había que saber todo de todo y uno se acostumbraba a las extrañas formas que el público tiene de llamarle a la misma canción al momento de pedirla. Por desgracia, la música se estancó a finales de los 90s, la competencia se tiraba al piso con los precios y los CDs piratas hicieron que el negocio se viniera abajo. De una o otra forma, fue buena experiencia.

Invito a repetir este meme a mis estimados:

Paul / Barrett
El Ancruel