domingo, 21 de mayo de 2006

La Agitadora Rodante


¡Tengan todos muy buenas noches! ¡Hoy vamos a presentar una de las máquinas mas extrañas que el hombre haya conocido! ¡Toda una experiencia! ¡Recibamos con un fuerte aplauso a:
La Agitadora Rodante!

Viernes por la noche decidí ir a casa de un buen amigo mío, y después de muchos años me aventuré a subirme a una de esas extrañas entidades mecánicas cuyo supuesto fin es llevarnos de un lugar a otro por una módica tarifa. La verdad es que este artefacto resultó siendo algo más que eso.
Subí cuando el semáforo aún estaba en rojo, tomé asiento y fue entonces cuando noté que, a pesar de no estarse desplazando, el ser metálico no dejaba de moverse. Cuando quieran subir a uno, procuren no haber comido en exceso, a menos que estén planeando convertirse en rochabuses humanos. Tampoco transporten nitroglicerina, podría ser contraproducente.
Asumo que el operario no tenía ganas de trabajar, pues luego de unos 15 minutos de convulsiones involuntarias, recién se decidió a pisar el acelerador. El armatoste se movió aproximadamente media cuadra, sólo para detenerse nuevamente pues un transeúnte (que había estado esos 15 minutos parado frente a nosotros) se dignó subir.
Finalmente empezamos a avanzar, más o menos a velocidad "democracia". Como de costumbre mi vista se queda en la ventana oCservando la función que ofrece el circo de la ciudad. Los acróbatas no tardan en aparecer por las esquinas. Niños haciendo piruetas y otros no tan niños danzando con fuego. Lo que hay que hacer por unos céntimos. Malo que bueno, dejan un motivo para sonreir. La sonrisa, por desgracia, me la borra un anuncion giratorio que me recuerda la segunda vuelta electoral, mostrándome a ese tipo que nos dio de tomar agua con caca años atrás. Para mi suerte, el anuncio es giratorio y las piernas de una modelo me devuelven la sonrisa.
Cómo es de mágico el camino. En un momento hay luz y movimiento, y tras voltear una esquina te das con una oscuridad y desolación casi totales. Entre caminar por esas calles y seguir en esta lata, prefiero seguir zarandeándome en la Agitadora a ritmo del reggaeton que suena en la radio a todo volumen.
Finalmente llegamos a las últimas cuadras del recorrido. Dejo el asiento y camino con cuidado de no resbalarme con el kerosene que le han echado al piso, de seguro para matar las pulgas. Tras esquivar al vendedor de maní y habitas, llego por fin a la puerta. "Semáforo bajan", le digo al chofer/cobrador/DJ (si no hablas en plural no te entienden) mientras pago el pasaje. La carcocha llega al semáforo y por fin recupero la estabilidad al pisar la vereda, ya que ésta no se mueve. Y es que 40 minutos en La Agitadora Rodante no son cualquier cosa, pero bien valen la pena con tal de recibir la hospitalidad y el abrazo de un amigo.

¡Así llegamos al fina de la función de hoy, damas y caballeros! ¡Esperamos que se hayan divertido y no dejen de venir por nuestras próximas atracciones! ¡Muy buenas noches y hasta pronto!

Gracias a Caraxo Man por la ilustración. ¡Vale un caraxo!

2 comentarios:

  1. El piso con kerosene es un clásico, sobre todo los de metal. Saludo vuestra incursión por el universo blogístico y ya voy comprando mis tickets por adelantado ¡para más funciones del Circo Místico!

    ResponderBorrar
  2. Señores pasajeros, tengan muy buenos y cordiales días. Los saludo en el nombre de nuestro señor Jesucristo. Disculpa que te interrumpa tu linda conversación y tu lindo viaje. Quien te saluda es un joven estudiante que se gana la vida ofreciéndote los riquísimos tofis arequipeños hechos con sillar y piedra volcánica extraída del Misti ¿Cuánto te cuesta, cuánto te vale? La módica suma de veinte céntimos de Nuevo Inti la unidad y tres por cincuenta; veinte céntimos que no te harán pobre, ni a mí rico (porque igual ya estamos cagados). Aquella persona interesada, puede apreciar los tofis sin compromiso (también tengo Cañonazo, galletas de soda caústica y bombones molotov). Pasaré, pues por sus respectivos asientos esperando que me apoyes y si no, será en otra oportunidad. La tuya (contra por si las dudas). Qué Dios derrame bendiciones sobre tu hogar (y que derrame maná, también)

    ResponderBorrar