Desde que recuerdo, un personaje ha sido parte de la programación de nuestra TV local. "El Chavo del 8" es un programa ya sin tiempo, plagado de personajes tan carismáticos como opuestos en caracter, con la capacidad de captar la atención y ganarse el cariño de prácticamente cualquier persona con sentido del humor. Como yo no fui una excepción, he vivido durante años esperando conocer al creador de tan genial obra.
Don Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como Chespirito, estuvo en Lima durante las útimas semanas para presentar su obra teatral "11 y 12", junto a su compañera de siempre Florinda Meza. Tuve serias dificultades para ir a verlo (condenada universidad), pero para mi fortuna logré comprar nada menos que la última entrada para el teatro, el Sábado 26 a las 5:00 p.m. Me imagino cómo se habrá puesto la gente que quedaba en la cola cuando me fui.
Sinceramente no pensé que hubieran tantos fanáticos de Chespirito. En el teatro se podía ver a personas de todas las edades usando polos de El Chavo, con peluches de los personajes de la serie, e incluso con antenitas de vinil y chipotes chillones.
A pesar de haber ido solo, no me sentí así. Me dio mucho gusto saber que el trabajo de Chespirito sigue y seguirá formando parte de la vida de los niños peruanos, desde los más pequeños hasta los cincuentones.
El momento exacto en que empieza la obra, Florinda Meza atraviesa el escenario y el lugar estalla en aplausos, que sólo son superados por los que reciben minutos después a Chespirito, en su personaje de Eloy Madrazo, chofer de trailer.
Eloy es responsable de haber dejado sin el 11 y el 12 a don Cristóbal, un heróico ciudadano que trataba de proteger a su ahijado. La presencia de un ginecólogo con complejo de Dr. Frankenstein le devuelve la esperanza a "Cris" tras proponerle un transplante que le devolverá al menos la mitad de su hombría. Grande es la sorpresa cuando se entera que el donante no es otro que el propio Eloy. Los problemas se agravan cuando la esposa de Cris por fin sale embarazada y existe la posibilidad que en vez de tener a Cris Jr. vaya a tener un Eloycito.
"11 y 12" es una historia que al verla, uno piensa, "creo que esto ya lo he visto antes". Sin embargo, el ingrediente que la hace especial es la presencia de don Roberto. Es asombroso cómo una persona aún puede hacer humor blanco en estos tiempos en que los medios están tan saturados de basura.
No hay duda de que don Roberto aún conserva casi intacta la chispa que le hizo alcanzar tantos corazones, rompiendo la barrera del idioma y el tiempo. Al terminar la función, el respetable se acercó lo más posible a ese pequeño hombrecito que en lo personal yo llamo genio. Se podían escuchar gritos como "Chespirito, te amamos", "No te vayas, Chavo" y un general de aplausos. El propio Roberto no pudo contener la emoción y soltó una lágrima ante esta demostración de afecto tan apabullante.
Sé que probablemente no vuelva a verlo en persona, pero definitivamente ese día no lo olvidaré. Para recordarlo por siempre, conseguí que Chespirito me autografiara su libro "El Diario del Chavo del 8".
Soñaba con conocerlo desde niño y ese sueño fue realizado con creces. Un agradecimiento muy profundo para aquel Caballero de la Mesa Cuadrada, que sigue siendo capaz de entretener a chicos y grandes, y al mismo tiempo otorga pequeñas lecciones de vida muy sutilmente.
Gracias también al equipo que lo ha acompañado todos estos años. Edgar Vivar, María Antonieta de las Nieves, el picón de Carlos Villagrán, Rubén Aguirre, los inolvidables Angelines Fernández y Ramón Valdez, y todos aquellos que en algún momento dieron vida a alguna parte de la Vecindad, los que le hacían el chroma-key al Chapulín Colorado, quienes grabaron los geniales diálogos de Los Chifladitos, los que samplearon las cachetadas de Los Caquitos, y un enorme etcétera. Les estoy eternamente agradecido por la alegría que nos dieron y por habernos enseñado que pese a los años, podemos seguir siendo niños.
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