viernes, 4 de julio de 2008

Company Of Heroes


La mayoría de los verdaderos héroes no usan antifaz ni capa, no se les reconoce por la calle ni mucho menos se sabe sus nombres. Quizás algunos prefieren el anonimato, o sencillamente no consideran heróico lo que hacen. A mí me tocó quitarme el sombrero ante uno de ellos.
Mi abuelo por parte de madre, don Agustín Guzmán Cuya ("Cuyita" para los amigos), vive con mi familia desde hace casi 10 años. Militar, policía, capataz de construcción y adicto al cachito, Agucho ha pasado por innumerables aventuras.
Estando en el ejército, fue parte de nuestra Gloriosa Caballería y estuvo en el frente contra el Ecuador en 1941 disparando una ZB-53, ametralladora checa de 40 kilos. Esta acción le valió el título de Héroe de Guerra, pero no fue suficiente para evitar que la vara le otorgara su anhelado ascenso a quienes quizá no lo merecían.
Luego de una serie de misiones a lugares sumamente recónditos del país, se retiró de la milicia y formó parte de la Policía Nacional, trabajo que le pareció sencillo dada su experiencia en el monte. Dentro del centenar de historias que vivió, se jacta de haber metido en la carceleta de la comisaría nada menos que a Arturo "Zambo" Cavero por hacer escándalo en estado etílico.
Por desgracia, le tocó vivir también la dura realidad de los policías, y es que como él dice, "nunca les pagan lo que corresponde", razón a la cual atribuye las eternas coimas que siempre piden.
Me resulta increíble que en tantos años de enfrentar la muerte cara a cara, no haya recibido un sólo balazo, corte ni daño severo. Sin embargo, no pudo evitar que durante su etapa como albañil sufriera todo lo que no sufrió en el frente. El único accidente del cual hace mención es aquella ocasión en la que le cayó en la cabeza una lata con cemento desde lo alto de un edificio en construcción. Para su suerte, estaba parado sobre un montículo de arena, y el golpe fue tan vertical que no le fracturó nada, si no que lo enterró hasta la cintura en la arena salvadora. Para cuando le gritaron "¡Guarda!" desde arriba, él ya se estaba desenterrando.
Durante años vivió separado de mi familia. Una serie de inconvenientes con mi abuela, lo alejaron de nosotros por décadas, forzándolo a vivir al otro extremo de Lima. Durante sus últimos años, ella se encargó de que el viejito viniera a vivir con nosotros, y desde entonces él ha estado a nuestro cuidado.
Aprendí luego que el viejo es renegón por excelencia. A pesar de ser hincha acérrimo del Alianza Lima, no pierde un minuto para quejarse durante los partidos y gritarles "¡Negros cojudos, con razón nunca campeonamos!". De todos modos siempre será el equipo de sus amores.
Tal vez por cariño, por retribución, o por un sentimiento oculto de culpa, Agucho nos ha apoyado en todo lo que buenamente ha podido. La vida que llevó le hizo pensar que las personas valoran a alguien sólo por el dinero que pueda dar, y hemos tenido la suerte de mostrarle su error durante estos años. El reconocimiento que no obtuvo en su momento, lo está teniendo ahora a sus 89 años. Nunca olvidaré el día que vino un primo lejano que también es militar, y no tuvo ningún reparo en rendirle tributo a mi abuelo y hacerle recordar sus viejos tiempos en el cuartel. La emoción del viejito fue muy notoria.
Ahora Agucho está nuevamente vistiendo el traje de camuflaje, enfrascándose en su batalla más dura. La batalla contra el tiempo. Los años han ablandado sus defensas y su salud ya no es la misma. En otras circunstancias, él habría preferido dejarse llevar y abandonar este mundo que ya sólo lo hace renegar, pero la vida lo ha forjado necio y tiene una sóla meta: llegar a los 90 años.
La meta no suena difícil. Su cumpleaños es el 5 de Mayo, el mismo día que el de mi hermano Carlos. 11 meses que, a mi pensar, se pasan rápido, y él también pensaría lo mismo si no fuera porque la vida le está pasando la cuenta.
Si escribo esto es sólo para que otros sepan lo importante que puede ser una persona y el mucho amor que se le puede tener. Den reconocimiento al trabajo de aquellos que están cerca, sin importar su edad. Y si ya están muy cochambrosos, que el día que no estén con nosotros no sean tan huachafos de pasársela llorando en el funeral, si no más bien estén felices de haber formado parte del legado de una persona que ha cumplido su misión.

2 comentarios:

  1. Buen post. Mi padre es policia y muchas de las cosas que has dicho son verdad. A veces la gente no se detiene a pensar, sobre todo los personas civiles ajenos a esa realidad, que estas personas arriesgan su vida, y con ello, su propia familia. Al igual que tu le doy mucho mas valor al reconocimiento en vida que al postumo. Saludos al abue :)

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  2. Ay Raulito muy bonito lo que escribiste,realmente el abuelo siempre será un Héroe para todos y no sólo por haber sido un militar y policía, sino por haber sido un gran hombre.

    En más de 6 años (desde que está con uds)de haberlo conocido, puedo decir que fue una de las personas que le agarré mucho cariño por cada una de sus locuras,sus gestos,sus palabras, sus consejos, sus enojos, sus gritos cuando festejaba un gol de Alianza y todo para sacarle cachita a los nietos y por ser como fue.

    Realmente muy lindas tus palabras, mis felicitaciones eres todo un genio. Los quiero muchoo a todos

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