sábado, 29 de marzo de 2008

¡Qué sacudón!

Y yo que pensaba que me iba a despertar tranquilo hoy. Me acosté anoche con un dolor de cabeza de los mil demonios con la esperanza de empezar bien el día e ir a trabajar sin problemas. No contaba con que la naturaleza seguría su curso muy a su estilo.
A las 7:50am un sólido temblor de apenas 10 segundos, pero de 5 grados movió las ventanas sobre mi cama y me hizo salir disparado hacia el pasillo. Busqué a mi familia y no se si también los agarró dormidos o si se habían adelantado pero el asunto es que no vi a nadie.
Pasados unos minutos empecé a escuchar sus voces y me sentí más tranquilo.
Después de la espantosa experiencia del último terremoto, lo primero que uno intenta haces es llamar por teléfono, y en efecto, sucedió lo mismo que la ocasión anterior. Nada. Ni por fijo ni por celular se podía comunicar uno, lo cual sólo evidencia que las grandes empresas aquí no aprenden de sus errores. Una vergüenza.
Por fortuna el internet parece no ser afectado por los movimientos telúricos y el Messenger se convirtió por momentos en el único medio de comunicación posible.
Ahora otra vez el pánico a las réplicas y la paranoia invadirán a la población en estos días. Veremos como se desenrrolla la situación.

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